martes, 8 de abril de 2008

VENDER LA EMPRESA EN TIEMPOS DE CRISIS

La venta de empresas requiere tiempo y dedicación y no es indiferente si la transmisión se produce en momentos de expansión económica o de crisis.

Si ya es dificil de por si vender un negocio, ya no hablemos de hacerlo en tiempos de crisis, donde la desconfianza invade todo pensamiento emprendedor cualquier inversor.

En la actualidad estoy inmerso en la venta de mi propia empresa y estoy sufriendo lo dicho en mis propias carnes. Con el mayor inconveniente de que se trata de una empresa instaladora que trabaja directamente para la construcción con el desmesurado riesgo que ello implica, debido a los grandes niveles de endeudamiento que está soportando el sector y está empezando a sufrir las primeras suspensiones de pagos de empresas como SEOP.

Volviendo a la situación de la venta de un negocio en tiempos de cirsis, es fundamental, además de tener un buen producto/empresa que vender, transmitir al inversor grandes dosis de confianza, intentar ser transparente en la medida de lo posible y hacer girar la venta sobre el gran valor de tu empresa, ya sea tu know how, tus contratos de trabajo, tu reputación en el sectoro incluso sobre el capital humano que dejas en la empresa.

Ahora bien, ¿Como transmitir esa confianza?

Sin dudarlo hay que trabajar 2 aspectos básicos:

El primero, el precio, hay que tener mucho cuidado al establecer el precio por el que vendes tu negocio, un precio demasiado bajo puede generar la temida desconfianza en el comprador.

El segundo factor es el tiempo, no es nada productivo desvelar tus cartas, decir que es urgente, además de que vuelves a poner en riesgo la confianza del inversor, "¿Porque tiene tanta prisa por empaquetarme el negocio?" dicho inversor adquiere un enorme poder en la negociación.


En efecto, cada etapa tiene su actuación clave y no siempre es fácil detectar las medidas que hay que aplicar en cada momento. De ahí que muchas empresas económicamente sanas, en particular pequeñas y medianas empresas (PYME), están condenadas a desaparecer porque no consiguen superar las dificultades de crisis y a veces tienen que optar por liquidarse a convocar concurso de acreedores o en el mejor de los casos, están obligadas a vender.

Se calcula que un tercio de las empresas europeas deberá ser objeto de transmisión en los próximos años. Estos traslados de empresas se hacen con frecuencia creciente fuera del marco familiar, en favor de terceros. A pesar de las ventajas evidentes de retomar empresas existentes, los empresarios todavía prefieren crear una empresa nueva, lo que supone la desaparición de empresas perfectamente viables. Por consiguiente, la Unión Europea considera útil que los Estados miembros les ofrezcan un apoyo real en esta fase crítica de la vida de una empresa.

En las épocas de crisis pueden aparecer muy buenas oportunidades de compra de empresas que son una buena alternativa para otras empresas que gozan de una buena salud financiera. La preparación de una transmisión es un proceso especialmente complejo. Por otra parte, una transmisión de empresa también significa la transmisión de dirección, lo que supone una entrega al sucesor de los conocimientos técnicos.

Por otra parte, lamentablemente muchas empresas en época de crisis se ven obligadas a solicitar lo que se denomina concurso de acreedores, es decir lo que antes era la suspensión de pagos o quiebra de sociedades y esto supone una propagación en cadena de situaciones de insolvencia que afecta a toda los sectores de la economía.

Por otra parte, ante estos escenarios se debe reflexionar seriamente si se debe vender la empresa. Antes de vender la empresa lógicamente hay que valorarla y, por lo tanto, hace falta contar con un experto externo que establezca un rango de valoración óptimo y razonable que satisfaga al vendedor de la empresa, utilizando para ello los métodos de valoración comúnmente admitidos tales como:

• Método de descuentos de Flujos de caja

• Método patrimonial, contable corregido etc.

• Múltiplos comparables

Opciones reales

La tipología de las empresas es muy variado y no siempre es fácil valorarlas ya que se pueden decir verdaderos disparates. La valoración es un arte, hay que establecer tantas entrevistas con los responsables de la empresa como sean necesarias para determinar las previsiones futuras de resultados, inversión. Por lo tanto, creemos que una valoración de empresa no se debe hacer a distancia porque, de lo contrario, no se percibirá la situación que la empresa está atravesando.

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